lunes, 15 de febrero de 2016

SCADTA en Ecuador: Serie de 10 capítulos (IV)

por: Italo Bongiovanni

CAPITULO 4 - LA HISTORIA DE SCADTA, UTILIZANDO LA LÓGICA
REGISTRO OFICIAL DEL 22 DE DICIEMBRE DE 1928
... en la ciudad de Quito a dos de julio de mil novecientos veintiocho ... comparecen los señores doctor don Daniel Córdoba Toral ... y comandante don Carlos Alberto Guerrero ... en su carácter de Ministro de Instrucción Pública y de Guerra, Marina y Aviación ... y el señor don Herman Kuehl ... a nombre y en representación de la Sociedad Colombo-Alemana de Transporte Aéreos... que elevan a escritura pública el contrato ... para el establecimiento de servicio ...
 
Es muy claro: al acto oficial eran presentes tres personas, dos para el Gobierno y una para la SCADTA, y no se trataba del Conde Künigl que se había quedado en Colombia. De otro lado, cuando se firma un contrato a nivel gubernamental no se discute el contenido del contrato. Solo están presentes los representantes legales de las dos partes ya que el contrato está definido en todos sus puntos desde hace mucho tiempo. El texto había viajado por vía diplomática varias veces hasta ser satisfactorio para las dos partes y, de otro lado, el Conde no podía discutir ni de tarifas ni de otro aspecto, solo era un experto de filatelia en el seno de la SCADTA.

Un vuelo de ensayo llegó así a Guayaquil el 12 de junio, una demostración de la facilidad con la que volaba SCADTA. Fue el último vuelo antes de la firma del contrato y los representantes del Gobierno y de la SCADTA se encontraron seguramente en Guayaquil, ya que el avión despegó el día 16 para el viaje de vuelta, lo que no dio tiempo suficiente, a los de SCADTA, para un viaje de ida y de vuelta entre Guayaquil y Quito. La SCADTA ya tenía su oficina en Guayaquil, como se demuestra más adelante, pero no es conocido dónde fue la reunión.

Un capítulo de la historia fantástica creada alrededor de SCADTA dice que un filatélico de Guayaquil hizo preparar un cachet para celebrar el vuelo. Pero ¿cómo se puede imaginar que una persona se presente en la oficina de la SCADTA con un matasello propio diciendo “esto es un regalo, que lo utilicen”. Y ¿quién autorizó su uso?, y si nadie se hubiese presentado, ¿cómo habrían matasellado?.

La verdad es que en la semana anterior, el diario de Guayaquil “El Telégrafo” (y no El Comercio de Quito) había dado noticia del vuelo y de la posibilidad de enviar correspondencia por vía aérea. Tal correspondencia se podía entregar sea en la oficina de Correo de la ciudad como en la oficina de la SCADTA. La primera franqueó con 10 centavos según la tarifa oficial vigente, la segunda franqueó los sobres, siempre en exceso, con sellos del Correo y agregó sellos de SCADTA de Colombia no disponiendo de estampillas de SCADTA de Ecuador (aún inexistentes). En mi colección tengo dos de estos sobres con franqueo mixto y uno está certificado con un sello de SCADTA de Colombia.

La oficina de Correo entregó los sobres que estaban en su mano a la oficina de SCADTA, sin matasellarlos, por la simple razón de que no existía un contrato y el Correo no estaba ofreciendo un servicio, por estas dos razones no podía matasellar con un fechador propio.

Vamos a considerar estos matasellos que necesitan un discurso aparte. Los matasellos/cachets fueron seguramente preparados en Barranquilla. Solo un filatélico podía tener el gusto para cachets tan espectaculares, lo que se repetirá en los vuelos siguientes, y solo un funcionario de SCADTA estaba en la posibilidad de ordenar su uso para obliterar la correspondencia. Fue así que la oficina de Correo entregó a la oficina de SCADTA los sobres recibidos, sin matasellarlos; en el mismo tiempo también la oficina de SCADTA aceptaba la correspondencia poniendo primero el cachet alusivo del vuelo (los sellos están por encima del cachet). Solo más tarde mataselló todos los sobres, los recibidos por la oficina de Correo y los aceptados por particulares, con el fechador.

Se llega así al 2 de julio, día de la firma del contrato, tema que lo vamos a investigar la próxima semana.

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